Cuando te des cuenta será tarde y mirarás hacia atrás buscando a los que te advirtieron. Y a tu lado, destrozados, tus iguales. Y al final del túnel, los que lograron salvarse de aquellos a los que apoyabas o les reías las gracias, te esperan para alargarte la mano, o no. Ese clavo ardiendo al que te aferras es lo que te queda, creer en que los que llamaste traidores y humillaste no sean como tú.
El callejón de los negros
Tras la segunda cerveza me pedí el menú.
Dijo que llegaba en un salto pero no contaba que la falla de sus mentiras hubiera crecido tanto.
En mil pedazos
Iba a romper la carta que te había escrito en mil pedazos. Iba a ahorrarme el paseo hasta el estanco. Iba a romper estos lazos que aprietan como nudos marineros. Iba a liberarme. Iba a despertar ¡por fin! Y desperté. Te había mandado un correo electrónico la noche anteior. Y ni en sueños me dejabas.
Palabras murmuradas
Ni una letra había escrita en este cuaderno con fecha del que se acaba. Eso no está bien. Demasiadas palabras murmuradas en soledad durante paseos sin rumbo fijo que no acaban rejuntándose en dos minutos frente a un cuadrante blanco y con cursor. Mea culpa. No hay excusas para dejar tanto tiempo sin un par de párrafos este que es mi callejón, mi casa. Prometo intentarlo. ¡Salud!
Doblando el mapa
Ya me ven.
He llegado a ese punto en que las estadísticas lo dejan claro. Lo que queda por recorrer es menos de lo recorrido por lo que doblo el mapa y a seguir soñando con acercar todo lo que sea posible las puntas de este lienzo llamado vida. Y sin dar mucho la brasa al personal, si es posible.